Pequeñas gotas de resina solidificadas de un árbol que crece en zonas desérticas. Es el aroma inconfundible de las iglesias que se usa desde la antigüedad para purificar y dar serenidad. Fue el principal producto del comercio de lujo y ya se importaba a Sumeria y Egipto hace 5000 años. 

Cómo usar las resinas:
Encender un carbón litúrgico. Colocarlo en un incensario adecuado, resistente al calor y con ceniza o arena para aislarlo de la base. Sobre el carbón poner poco a poco pequeñas cantidades de resina. Se puede quemar sola o mezclada con otras resinas, hierbas o aceites. Dejar fuera del alcance de niños y mascotas. Usar con precaución.

Recuerda que la intención es la base de cualquier sahumerio: si tu corazón es puro y tu anhelo noble, potenciarás sus efectos.